PRÓLOGO/ 1-152
Unica comedia en la que Plauto aborda un tema mitológico. Expone los preliminares del nacimiento de Hércules. La acción tiene lugar en Tebas, ante el palacio de Anfitrión. La marcha de éste a la guerra contra los teléboas permite a Júpiter reemplazarlo como marido ante su esposa Alcmena. La vuelta del marido auténtico crea una serie de situaciones jocosas, a causa del exacto parecido entre él y Júpiter y entre su criado Sosias y Mercurio, ya que ambos dioses han tomado sus respectivas figuras. Mercurio define el carácter especial de esta obra: "Vengo por orden de Júpiter; mi nombre es Mercurio. Júpiter en persona va a representar esta comedia y yo mismo actuaré con él. Ahora, escuchad con atención, mientras yo os expongo el argumento de esta comedia. Mi padre, Júpiter, está ahora ahí dentro, acostado con Alcmena, y por esta razón se ha prolongado la noche, metamorfoseado en Anfitrión. Yo he tomado la figura del esclavo Sosias, que se fue de aquí al ejército con Anfitrión. Para que nos podáis distinguir más fácilmente, yo llevaré estas plumitas en mi sombrero; mi padre tendrá un cintillo de oro por debajo del suyo."
ACTO I, ESCENA I / 153-462
Se presenta en escena Sosias, el criado de Anfitrión. Viene asustado por el riesgo que ha corrido al andar de noche por la ciudad y deplora su condición de esclavo, víctima de los caprichos del amo. Rememora los episodios bélicos en que ha participado junto a Anfitrión y la victoria sobre los teléboas. Por encargo de su amo viene a anunciar a Alemana tan faustas nuevas y su retorno al hogar. Le contará cómo su marido envió embajadores a los teléboas. Júpiter ocupa el puesto de Anfitrión junto a su esposa y alarga la noche, para prolongar su amorosa aventura. Mercurio, metamorfoseado en Sosias, monta la guardia a la puerta del palacio de Anfitrión y se dispone a impedir a éste la entrada en el palacio y a gastarle, de paso, una broma pesada. Surge entre ambos una viva disputa. NB.: SOSIAS acabó designando con el tiempo al "doble" de otra persona.
ACTO I, ESCENA II / 463-498
Cuando Mercurio logra quedarse solo comenta: "He alejado de la puerta el mayor de los impedimentos para que mi padre pueda abrazar a Alcmena con toda seguridad. Cuando Sosias haya llegado ante su amo Anfitrión, le contará que otro siervo Sosias le ha impedido acercarse a la puerta de su casa. Anfitrión creerá que le está mintiendo y que no ha venido hasta aquí, como él le había ordenado. Voy a colmarles de embrollos y a volverles locos a ellos y a toda la servidumbre de Anfitrión, hasta que mi padre se sacie de la mujer que ama. Al final, solamente al final, todos sabrán lo que ha sucedido".
ACTO I, ESCENA III / 499-550
El falso Anfitrión se despide de Alcmena con la excusa de que debe cumplir sus deberes de jefe del ejército. Ante las protestas de Alcmena, le promete volver en cuanto pueda y le regala la copa en la que bebía el rey de los teléboas.
ACTO II, ESCENA I / 551-632
Sosias cuenta lo sucedido a Anfitrión y este, como ya anunció Mercurio, no da crédito a tan absurdo relato y cree que trata de burlarse de él. Ante sus amenazas, Sosias añade: "Te lo he repetido diez veces: estoy en casa y estoy también aquí, contigo. La verdad es que estoy a la vez aquí y allí. Te aseguro que esto no me parece a mí menos asombroso que a tí, ni yo podía darme crédito a mí mismo, hasta que mi otro yo, Sosias, me ha forzado a creerlo. Me ha contado, de cabo a rabo, todo lo que ha ocurrido mientras hemos estado en el país enemigo. Además, no sólo me ha robado la figura, sino también el nombre. Tú tienes ahora un doble Sosias".
ACTO II, ESCENA II / 633-860
Alcmena, al verse abandonada tan pronto por su presunto marido, exclama: "Es voluntad de los dioses que siga al placer la pena como eterna compañera. He tenido un poco de felicidad, durante el corto tiempo que me ha sido dado volver a ver a mi marido, tan sólo una noche; y, de repente, éste se ha ido de mi lado, de aquí, antes del amanecer... Poco después llegan Anfitrión y Sosias y Almena queda extrañadísima de su rápido regreso y no saluda a Anfitrión como este espera. Esta piensa que él quiere comprobar si echa de menos su breve ausencia. El marido muestra su asombro ante tan frío recibimiento. Alcmena le dice: "Ayer, cuando llegaste, te saludé al momento, te pregunté también por tu salud, marido mío, te tomé de la mano y te dí un beso. Cenaste conmigo y conmigo te acostaste ... Al despuntar el alba te fuiste hacia tus legiones. ¿Vas también a negarme que hoy me has regalado una copa de oro? Tú decías que tenías sueño y nos fuimos a acostar". Anfitrión la acusa de adulterio y alega que él ha cenado en el barco". Anfitrión la amenaza con el divorcio. Después se va en busca de Náucrates, pariente de Alcmena, para que éste atestigüe que él ha pasado la noche en su nave.
ACTO III, ESCENA I / 861-881
Se presenta Jupiter y dice: "Yo soy ese Anfitrión que tiene como esclavo al Sosias que se convierte en el mismo Mercurio cuando le viene en gana. Vivo en el piso de arriba y, a veces, cuando quiero, me transformo en Júpiter. Pero en cuanto llego aquí, al momento, me transformo en Anfitrión y cambio mi vestimenta. Ahora vengo en honor a vosotros para no acabar aquí esta comedia ya comenzada y, al mismo tiempo, he venido para traer ayuda a Alcmena a la que, siendo inocente, su marido acusa de adulterio".
ACTO III, ESCENA II / 882-955
Alcmena: "No aguanto más en esta casa ¡Mira que ser acusada por mi marido de adulterio, de falta de honestidad, de deshonor! Cuenta a gritos lo que ha sucedido para hacer como que no ha sucedido y me acusa de lo que no ha sucedido, ni yo he permitido en mi persona y piensa que me tengo que tragar eso de arriba abajo. Pues ¡por Pólux que no lo haré! y no voy a tolerar que se me acuse en falso de adulterio así que o lo abandono o él me da una satisfacción y me jura además que no debía haber dicho lo que me ha echado en cara". El falso Anfitrión se disculpa ante Alcmena, asegurando que sus reproches (hechos por el verdadero Anfitrión) han sido una broma para ponerla a prueba y ver cómo reaccionaba. Le pide que lo perdone y no esté enfadada con él. Alcmena le manda a paseo: "Mi virtud ha dejado tus palabras por vanas, adiós, quédate con tus bienes y devuélveme los míos" (fórmula romana de comunicación de divorcio). Pero, ante el juramento de Anfitrión-Júpiter, Alcmena depone su enfado.
ACTO III, ESCENA III / 956-983
Júpiter, con la figura de Anfitrión, hace ver a Sosias que ya ha hecho las paces con Alcmena y dice: "Ya están estos dos engañados, tanto el esclavo como el ama que creen que soy Anfitrión y se equivocan, pero bien. Ahora tú, Sosias divino, acude aquí (oyes lo que digo aunque no estés presente) ocúpate de mantener alejado de la casa a Anfitrión, cuando llegue; planéalo del modo que te parezca, quiero que lo burles mientras yo disfruto ahora con esta esposa prestada. Procura que todo esté controlado como tú sabes que a mí me gusta y asísteme mientras llevo a cabo el acto religioso".
ACTO III, ESCENA IV / 984-1008
Mercurio:"Dejad paso y quitaos de en medio, retiraos de la calle. Pues ¡por Hércules! ¿por qué me es menos lícito a mí, que soy un dios, amenazar a la gente si no se aparta, que a un esclavucho en las comedias? Él anuncia que ha atracado a salvo un barco o la llegada del amo anciano enfadado. Yo estoy obedeciendo un mandato de Júpiter. Como amante le hago de alcahuete, lo animo, lo ayudo, lo aconsejo, lo alegro. Si algo complace a mi padre, para mí es la mayor de las complacencias. Ahora mi padre quiere que burle a Anfitrión y éste será burlado estupendamente y ahora mismo, espectadores y vosotros lo vais a presenciar. Voy a coger una corona y me la pondré en la cabeza, haré como que estoy borracho y me subiré ahí arriba.
ACTO IV, ESCENA I / 1009-1020
Anfitrión: "Náucrates, con quien quería encontrarme, no estaba en el barco y no encuentro a nadie que lo haya visto ni en su casa ni en la ciudad. Me he arrastrado por todas las calles, gimnasios y perfumerías; estoy cansado de preguntar por la plaza del comercio y en el mercado, en la palestra y en el foro, en las consultas de los médicos, en las barberías y por todos los templos: no encuentro a Náucrates por ninguna parte. Ahora iré a casa y seguiré preguntando a mi mujer sobre el asunto en cuestión, sobre quién ha sido el culpable de llenar su cuerpo de impudicia. Pues, en cuanto a mí, mejor muerto que pasar hoy por alto este asunto sin aclararlo. Pero han cerrado las puertas ¿No te fastidia? ¡Ya estamos igual que antes! Llamaré a la puerta ¡Eh abrid! ¿Hay alguien ahí? ¿No hay nadie que abra esta puerta?".
ACTO IV, ESCENA II / 1021-1034
El verdadero Anfitrión, que no ha podido hallar a Náucrates, vuelve a casa dispuesto a averiguar quién ha deshonrado a su esposa. Mercurio le impide entrar en su casa.
ACTO IV, ESCENA III / 1035-1052
Blefarón: "Repartíos las culpas entre vosotros, yo me voy, tengo cosas que hacer y pienso que no he visto nunca en ninguna parte rarezas tan grandes. Adiós, ¿qué necesidad hay de que yo sea intermediario si no sé a cuál de los dos habría de asistir?
ACTO V, ESCENA I / 1053-1130
Una esclava, Bromia, anuncia todo lo sucedido: "Pues bien, yo haré que tú, Anfitrión, sepas que tu esposa es una mujer fiel y virtuosa. Ante todo, Alcmena ha alumbrado dos hijos gemelos. Cuando se puso hoy de parto tu esposa, invoca a los dioses inmortales, para que la ayuden. Entonces se escucha un horrísono trueno. Al principio creíamos que se derrumbaba tu casa. Mientras tanto, ninguno de nosotros oyó a tu mujer gimiendo o llorando; ha tenido, sin duda un parto sin dolor. Cuando estaban en la cuna, bajaron volando, desde lo alto del techo al patio, dos gigantescas y cristadas serpientes y se dirigieron raudas a su cuna. Uno de los niños vio a las serpientes, saltó rápidamente de su cuna, las cogió y las estranguló. Júpiter dijo entonces que se ha acostado en secreto con Alemana y que el niño que ha vencido a aquellas serpientes es hijo suyo. Dijo también que el otro es tu hijo.
ACTO V, ESCENA II / 1031-1043
Anfitrión ha mandado llamar al adivino Tiresias para consultarle qué piensa que debe hacerse y, de paso, contarle lo que ha sucedido. Se oye un fuerte trueno y la voz de Júpiter que dice consoládole: "Ante todo, Anfitrión, te diré que he gozado por sorpresa del cuerpo de Alemana y que de esta unión concibió un hijo. Tú también la dejaste embarazada, cuando partiste para el ejército; en un solo parto ha alumbrado a la vez dos niños; uno de ellos, el que ha nacido de mi sangre, te colmará de gloria inmortal con sus hazañas. Vuelve tú a vivir en armonía, como antes, con tu esposa Alemana. No ha merecido que tú le hagas reproche alguno: he sido yo quien la obligó a obrar así. Ahora, yo me vuelvo al cielo. •
ACTO V, ESCENA III / 1044-1045
Así haré como ordenas. Ya no necesito al viejo Tiresias. Te ruego que cumplas tus promesas. Entraré a ver a mi mujer.