ACTO I, ESCENA I / 1-110
El joven Carino informa al público sobre la obra: "Mi padre me envió a Rodas a comerciar y han pasado ya dos años. Allí me enamoré de una bella mujer. Antes me había enamorado locamente de una cortesana que fue consumiendo la hacienda de mi padre. Este no paraba de sermonearme y llegó a renegar de mí. Iba por toda la ciudad rogando que no me prestaran dinero. Dije a mi padre que estaba dispuesto a dedicarme al comercio y a renunciar a mis amoríos. Hizo construir una nave ligera, compró mercancías y las cargó en esa nave. Hizo que me acompañara un esclavo que había sido mi preceptor. Llegamos a Rodas, donde conseguí una ganancia enorme. Cierto huésped de mi familia y me invitó a cenar y allí la mujer más hermosa que yo haya visto nunca. La compré y la traje ayer aquí. No quiero que mi padre se entere. La he dejado hace un momento en el puerto, en la nave y, con ella, a mi fiel esclavo".
ACTO I, ESCENA II / 111-224
Acantión, el esclavo de Carino, le dice que su padre, Demifón, ha visto en el barco a la joven y estaba hablando con ella. Carino le reprocha no haber evitado que la viera su padre. El esclavo trata de justificarse: "Porque estábamos atareados en nuestros menesteres. Mientras se llevan cabo tales faenas, llegó tu padre en una barca pequeñita y, sin que nadie se diera cuenta, subió a bordo. En cuanto vio a la joven, comenzó a preguntar a ésta a quién pertenecía. Entonces intervine yo y le dije que la compraste para regalársela, como sirvienta, a tu madre. Pero el muy granuja se puso a manosearla".
ACTO II, ESCENA I / 225-271
Demifón, el padre de Carino, relata un extraño sueño. Tras haber terminado mis asuntos, de pronto vi la nave en la que llegó ayer de Rodas mi hijo. Me entraron ganas de ir a verla. Subí a una barca, me dirijí a la nave y en ella pude ver a una mujer de extraordinaria belleza, que mi hijo ha traído para su madre, como sirvienta. En cuanto la ví, me enamoré locamente de ella.
ACTO II, ESCENA II / 272-334
Demifón se encuentra con Lisímaco le pone al corriente de lo juvenil que se siente de reprente y de que está enamorado perdidamente.
ACTO II, ESCENA III / 335-468
Carino se queja de su mala suerte cree que no hay un hombre más desgraciado que él.¡Podre de mí! Me he comprado una amante a precio de oro, pensando que podía poseerla sin que lo supiera mi padre; pero se ha enterado, la ha visto y ha causado mi ruina. Su padre, Demifón, se encuentra con su hijo y le dice: "Has traído de Rodas una esclava para tu madre. La he visto y no es apropiada para nuestro servicio. No le digas que la has traído. La podrás vender a muy buen precio a un viejo amigo. Te pagará lo que le pidas.
ACTO II, ESCENA IV / 469-498
Eutico, hijo de Lisímaco y amigo de Carino, le propone hacer una jugarreta a tu padre. Pretende ir al puerto y birlarle la joven a Demifón. Pero Lisímaco se adelanta y compra a la joven, Pasicompsa, y le aloja provisionalmente en su casa, aprovechando que su mujer está en el campo.
ACTO III, ESCENA I / 499-543
Sígueme y no llores, dice Lisímaco a la joven. Has sido comprada de nuevo para tu amo. Te he recomprado para él, me lo ha pedido él. Te dará la libertad, hasta tal punto está enamorado de ti y eso que te ha visto hoy por primera vez. Pasicompsa cree que Lisímaco se está refiriendo a Carino. Me ha pedido que te aloje en mi casa durante un día, aprovechando que mi mujer se halla en el campo.
ACTO III, ESCENA II / 544-561
Demifón está eufórico. Se dice: "Al final, hallé la forma de cometer una locura: acabo de comprar a la chica, sin que se enteren ni mi mujer ni mi hijo. Volveré a mis viejas costumbres y haré lo que me me venga en gana; no me queda mucho tiempo de vida, tengo que dedicarme al placer, al vino y al amor.
ACTO III, ESCENA III / 562-587
Lisímaco trata de calmar las impaciencias amorosas de su amigo Demifón. Por otra parte, teme que su mujer vuelva del campo y encuentre en su casa a Pasicompsa.
ACTO III, ESCENA IV / 588-666
Carino espera impaciente a Éutico. Éste regresa desalentado, porque no ha logrado encontrar a Pasicompsa. Desesperado, Carino decide abandonar su patria.
ACTO IV, ESCENA I / 667-692
Doripa, la esposa de Lisímaco, vuelve inesperadamente del campo y descubre que hay una mujer en su casa.
ACTO IV, ESCENA II / 693-699
¡Este Demifón! ¡Además de enamorado, derrochador! ¡Cómo dirigía a los cocineros...como un patrón a los remeros! He tenido que alquilar un cocinero. Es extraño, este hombre aún no ha venido. Pero, ¿quién sale de casa?...
ACTO IV, ESCENA IV / 741-802
Un cocinero, señalando a Doripa, dice a Lisímaco: "¿Es ésta la amiga, de la que hace poco, cuando comprabas las provisiones, me decías que andabas enamorado? No está nada mal, pero es un poco vieja. Por Hércules, creo que será una estupenda compañera de lecho. Además, tu mujer está en el campo y hace un momento me dijiste que la detestabas como si fuera una víbora". Doripa, indignada, exclama: "No puedo soportar estar mal casada, ni que se traigan a mi casa prostitutas de mala ralea."
ACTO IV, ESCENA V / 803-816
Lisímaco queda anonadado. Sira, vieja esclava de Doripa, informa de la situación a Éutico: Tu encanto de padre ha metido en casa a una amante. Tu madre, al volver del campo, la ha encontrado en nuestra casa.
ACTO IV, ESCENA VI / 817-829
Sira expone una serie de reivindicaciones feministas y de quejas sobre la preponderancia del hombre frente a la mujer.
ACTO V, ESCENA I / 830-841
Carino, a punto de expatriarse, se despide de su casa y de los dioses penates, dispuesto a buscar a toda costa a Pasicompsa.
ACTO V, ESCENA II /842-956
Llega Éutico y le comunica que acaba de ver a Pasicompsa hace un momento en su casa. Mi madre está hecha una furia contra mi padre, porque éste, ante sus propios ojos, le ha metido una furcia en casa, mientras ella misma se hallaba en el campo: sospecha que se trata de una amante. Ahora está investigándolo dentro. La impaciencia hace desvariar a Carino.
ACTO V, ESCENA IV / 962-1026
Éutico aporta a la comedia un final feliz: "Voy a buscar a mi padre, para que sepa que ya se le ha sosegado la ira a mi madre. Vuelvo enseguida. Y dirigiéndose a Demifón: "No habría sido justo que tú, con la edad que tienes, le quitases a tu joven hijo una amante comprada con su dinero. Iba a marcharse al destierro y le hice volver a casa. Devuélvesela a tu hijo. Entremos. Tu hijo está dentro, aquí, en nuestra casa". Demifón, el padre libertino, renuncia a Pasicompsa y esta vuelve con Carino.