LA COMEDIA ANTIGUA

En las diversas acciones rituales del culto dionisíaco participaban los coros, ya que en estas fiestas dominaba la danza, acompañada o no de la palabra. Las escenas en que intervenía el coro, tales como los agones, himnos, plegarias, cortejos de boda y parábasis pervivieron en la Comedia, que añadió ciertas innovaciones, como el prólogo y el diálogo. Los actores son, en realidad, miembros del coro independizados, que, en lugar de cantar, recitan. En Aristófanes el corifeo ejerce a veces de actor.

La Tragedia heredó de los rituales el tema de la salvación y de la felicidad; y el de la victoria sobre el mal. Ambos aspectos pasaron a la Comedia.

Formó parte del culto dionisíaco estatal ya en el 486/485 a.C., medio siglo después de la Tragedia (535/534 a.C.)

La Comedia coincide en algunos aspectos con el drama satírico. No guarda relación alguna con el mito heroico, pero insiste en lo paródico, fantástico, procaz y en otras características peculiares del drama satírico, que no fueron admitidos por la Tragedia. La Comedia aparece como un complemento de la Tragedia, cuya estructura imita y con la que siguió manteniendo elementos comunes, como la danza y el canto.

En cambio, asumió notables innovaciones, especialmente en lo relativo a la temática, indumentaria y sobre todo el lenguaje, convirtiéndose en una obra heterogénea. Mezcla de ballet y revista.

La llamada Comedia Antigua ática floreció en el siglo V a.C.

De ellas sólo nos han llegado íntegras once comedias de Aristófanes y algunos fragmentos de este autor. Se representaron en Atenas, junto a la Tragedia y el drama satírico.

Estas comedias nos permiten conocer cuál era la estructura peculiar y original de este género literario, lo que en él había de serio y de fantástico, de crítica política, social, literaria y personal, la composición y papel del coro y otros múltiples detalles del mismo.

Esencialmente la Comedia difiere de la gravedad y transcendencia moral de la Tragedia, tanto por los temas que trata, como por su espíritu burlón y satírico y el lenguaje que en su desarrollo emplea.

La Tragedia parte del mito y de la tradición épica, salvo en el caso de Los Persas de Esquilo.

En general, los espectadores conocían previamente los orígenes del conflicto, expuestos además en el prólogo de la obra. Conocían también el desarrollo y el desenlace de ésta, algo que no sucede en la Comedia, en la que el poeta inventa libremente el asunto y la trama, crea unos personajes y presenta, caricaturizándola, la sociedad en la que éstos actúan.

En la Comedia, los dioses desempeñan un papel irrelevante. La escena se instala en el mundo real de la vida cotidiana, generalmente en Atenas, en cuyas calles pululan los personajes más heterogéneos, con los que pueden identificarse los espectadores. Como éstos, discuten en las asambleas públicas, pleitean en los tribunales y opinan sobre las nuevas modas educativas e incluso sobre los temas de actualidad, políticos, sociales, económicos, filosóficos o literarios.

Sin embargo, el comediógrafo no pretende suplantar al moralista en su función correctora de los vicios y manías de la sociedad en la que está inmerso. Solo intenta hacer reir, aunque la risa pueda cumplir esta función moral y educativa.

El coro de la Tragedia, formado por el pueblo de la ciudad, servidores, amigos del protagonista, lo acompaña. En la Comedia, en cambio, el coro está formado a veces por animales (ranas, aves), cuyos gritos imita, y en una ocasión incluso por nubes.

En la Tragedia los actores encarnan a dioses o a héroes de la mitología. El dolor y la muerte dominan a lo largo de la acción, que suele terminar con el triunfo del protagonista sobre sus enemigos, la liberación de la ciudad o la restauración de la dinastía tradicional, una vez vencido el usurpador.

Se utiliza, especialmente en los coros, un lenguaje solemne, religioso, y el atuendo de los actores es arcaico, de tipo sacerdotal.

En la Comedia, la caída del antihéroe y el fracaso de lo que éste representaba, no provoca dolor, como ocurría en la Tragedia, sino burla y risa. La fantasía, la broma (a veces pesada), el chiste, incluso el insulto grosero y la obscenidad, elementos proscritos de la Tragedia, sirven para reforzar el realismo de la acción, en la que no aparecen el lenguaje y las vestiduras solemnes que caracterizan a la Tragedia.

Los personajes y los conflictos en los que se ven implicados son reales, pero en ocasiones la solución de sus problemas se inserta en una trama tan inverosímil, que raya con el teatro del absurdo. Llevan a cabo empresas tan irreales como ascender por los aires cabalgando en un gigantesco escarabajo volante, fundar una ciudad en las nubes, descender al Hades en busca de un poeta, practicar una huelga amorosa, etc.

En el siglo V a.C., en Atenas sólo se ofrecían al pueblo representaciones teatrales, mezcla de culto público y espectáculo, un par de veces al año, con ocasión de las fiestas en honor de Dioniso: Leneas, en enero y Grandes Dionisias, en marzo. Tales representaciones tenían lugar en el teatro de Dioniso, situado en la ladera sur de la Acrópolis.

La Comedia, cuyo origen está relacionado con las fiestas dionisíacas, constituye, como éstas, una explosión de alegría, propia de la juventud. La risa, que aparece, varios siglos más tarde, en las Metamorfosis de Apuleyo, como una divinidad a la que se rendía culto en un teatro, ayuda a recobrar la alegría de vivir. Aristófanes procura sacar partido a todo lo que sea capaz de provocarla. Los diálogos de sus comedias están plagados de chistes, juegos de palabras, salidas inesperadas, situaciones grotescas y escenas tan absurdas, que en ocasiones dan la impresión de que el autor se está burlando de su público. Su lenguaje atrevido sólo se explica por la presencia de un público masculino, dispuesto a escuchar procacidades y chistes subidos de tono.

El Estado se encargaba de la organización de las representaciones teatrales, que eran financiadas por una especie de impuesto sobre el patrimonio, que pagaba un ciudadano rico, que ostentaba el título de corego. Como sucedía en la Tragedia, un jurado decidía quién era el poeta triunfador en los concursos de comedias.