LA COMEDIA MEDIA Y NUEVA

Arruinados por las guerras del Peloponeso, los coregas atenienses no podían proporcionar coros: disminuye el número de figurantes y desaparecen los vestuarios fastuosos.

Se atenúan los ataques personales, reglamentados tal vez por una ley.

Probablemente se representaron algunas comedias de asuntos mitológicos y algunas escenas costumbristas, destinadas a ridiculizar a una clase social o a una determinada profesión.

Desaparecen las partes cantadas y la parábasis.

A finales del s. IV a.C., reducida Atenas a ser una próspera ciudad de provincias por las victorias de Alejandro Magno y la política de sus sucesores, conserva, sin embargo, su prestigio intelectual de antaño y una constitución aparentemente democrática.

Sus ciudadanos se mantienen, de hecho, al margen de la vida política. Sólo cuentan, pues, los conflictos derivados de la vida privada.

El refinamiento de las costumbres, inherente al progreso de la vida urbana y fruto de los avances educativos y de la influencia creciente de los filósofos, fue eliminando del teatro la grosería y la obscenidad, sustituidas gradualmente por el ingenio y la intriga dentro de un asunto interesante. A ello se unía un concepto nuevo de la mesura y de la proporción de la obra de arte.
En este tipo de comedia no cabía la intervención de los dioses ni de otros seres sobrehumanos. Por otra parte, la acción no se desarrolla en países puramente imaginarios, sino en lugares muy concretos y conocidos por el público.
Éste es el público a quien van destinadas las comedias de Menandro, en las que aparecen en escena personajes tomados de la vida real: ancianos prudentes y avaros; jovenzuelos aturdidos e impulsivos, a los que el amor agudiza el ingenio; cortesanas interesadas, pero capaces de albergar en su corazón sentimientos generosos; esclavos más bastos que astutos; amores contrariados, que tienen un final feliz, al disiparse los malentendidos o desvanecerse las diferencias de condición social entre los enamorados, gracias al oportuno reconocimiento (anagnórisis) de la joven por sus verdaderos padres. Tales son los rasgos que veremos reproducidos más tarde en las comedias latinas de Plauto y Terencio.